Amaury y la cometa
Allá va seguro de lograr su cometido, sus pasos cortos causan gracia, su semblante serio causa ternura más que otra cosa, chaparrito, regordete, dulce su carácter, limpia su mirada, la energía vital a su edad lo convierte en un trompo, en un incansable enano, en la manita derecha sostiene una madeja de cáñamo y en la izquierda una gran cometa, ahora se enreda con la extensa cola, ahora suelta el cáñamo y coje la cola, ahora coje el cáñamo y deja la cola, es una divertida escena verlo hacer, ya resuelve, ya avanza de nuevo, su papá le dijo que la cometa volaría, señalando un ave cruzando el cielo, que ternura causa verlo abrir mucho sus ojitos negros al enterase de tal prodigio.
Es una típica tarde de Marzo, el viento frío que llega del hemisferio norte indica que es posible la hazaña, el sol que poco calienta, los observa a buena altura en el firmamento, padre e hijo se colocan en posición de lanzamiento, el padre sostiene la cometa en cuclillas, el hijo el cáñamo con algo de cuerda serpenteando por el piso, el novel piloto ya recibe las últimas instrucciones de su gran capitán, su carita refleja cierta interrogante, mira a su padre que con una sonrisa le devuelve la seguridad, más confiado, ríe de emoción:
¡Va a volar su cometa!
Juntos torre de control y tripulación revisan de nuevo el protocolo de lanzamiento.
Cuando yo suelte la cometa, ¡corres Amaury! y no te detengas hasta que se vaya elevando hijo, ¿entendido?.
Nervioso se muerde la mano y asiente con la cabecita, entonces se realiza el conteo con mucha concentración de ambas partes.
¡A la una, a las dos y a las tresssss!
A todo lo que dan sus piernitas corre con loco frenesí, su capitán activa la ignición y lanza al aire el rombo de papel china rojo, armado en popote y pegado con engrudo, la cola diseñada de los girones de una playera vieja, le darán estabilidad allá en las grandes alturas; pero ¿Qué ocurre? después del impulso inicial la misión pasa por un momento crítico, la velocidad alcanzada no es suficiente para mantener la cometa flotando sobre el aire, da un par de sacudidas y dibuja una elipsis descendiente, el piloto ajeno a esto mantiene la velocidad y la ruta trazada por los instrumentos de navegación, “ corres derecho hijo, no te detengas”.
Veinte pasitos más, o sea unos seis o siete metros, el piloto se da cuenta que algo no va conforme las pruebas en el simulador, aunque obediente, mantiene rumbo y aceleración que ya le causa un poco de fatiga, el cáñamo se tensa al impacto de la gran nave contra el piso de tierra, azorado voltea incrédulo de lo ocurrido:
La cometa yace en el piso y no está como lo previsto, alcanzando veinte mil pies en cinco metros…
Detiene es seco su veloz marcha, mira el resultado e incrédulo se pregunta ¿Que falló?, ¿Que hizo mal? observa a su capitán de vuelo, no comprende, su preciosa carita refleja incredulidad y temor por haber sido tal vez el causante del fallido lanzamiento.
¡No pasa nada hijo!, ven levántalo y dámelo ¡vamos a echarlo de nuevo!
Amaury con renovada seguridad, sigue las nuevas instrucciones, ahora el será el capitán y su padre el piloto, ¡que privilegio le han otorgado!
Ya dirige sonriente el nuevo intento, corres papi indica, una, do…los nervios le ganan y suelta una gran carcajada, de nuevo marca el lanzamiento, una, do , tesss.
Avienta la cometa con más ansias que buena dirección, el padre, capitán avezado en esas misiones, maniobra el cáñamo control para corregir la ruta, un metro, dos, da varios pasos a contraviento, levanta la mano, la cometa responde y comienza a elevarse.
El anunciado milagro ocurre sobre su cabeza, saltando eufórico y grita una y otra vez preso de esta loca emoción, es verdad, era cierto, ¡su linda cometa roja vuela!
Un par de minutos después, el capitán estabiliza la nave, todos los controles indican buen desempeño, el viento constante mantiene altitud, un leve movimiento a la derecha e izquierda se alternan con cada movimiento de mano.
Ven enano toma el cáñamo y vuela tú la cometa, mira es muy fácil, solo te hago una gaza para que no te corte los deditos…mm, así, listo, ten sujétala fuerte no la sueltes, eso, suave, te lleva eh, yo te agarro mijo, ahora jala quedito una y otra vez, hazlo moverse, eso, así, más suave, ¿lo ves?, ahí lo tienes, ahora eres un gran capitán de vuelo.
Es imposible describir como su cándido rostro se va transformando conforme vive esta experiencia, no hay palabras para explicar sus emociones, ni onomatopeya a sus expresiones, solo se puede decir que ese día adquirió seguridad en sí mismo, fe en su padre y conciencia de la magia de la vida.
(Ven, seré tu piloto y tu mi capitán, seamos de nuevo niños y volemos juntos una cometa.)
Bibián Reyes Septiembre del 14
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