martes, 11 de diciembre de 2018

DEUS EX MACHINA






UNO

Las conversaciones de sobremesa siempre eran amenas y llenas de historias de las que un hombre maduro tiene en demasía, viejas creencias y devoción matizan los eventos relatados, la memoria ágil va trayendo remembranzas de sucesos y aventuras, ya sea en la capital del país o allá en Oaxaca de donde es originario. Su familia le escucha atenta relatar las ya muy masticadas historias que forman parte entrañable del colectivo, Guadalupe sin perder atención al relato, me va dando un poco más detalles en corto,  mientas aprieta mi mano  con emoción.

Esta historia en particular era dramática, viajan  al pueblo paterno a la fiesta anual en honor a la virgen de Juquila culto muy extendido  entre la gente de esa región,   lleno de instrumentos y equipo de sonido, músicos y familia marcha el viejo camión  alquilado en la ciudad de México y por ende poca pericia posee el chofer en esos caminos entre la sierra que divide el altiplano y los valles del antiguo reino Mixteco, por tanto las subidas lodosas y las pendientes con voladeros en ambos lados cada vez le exigen más atención y control, los frenos de atole van siendo más necesarios a  la vez que insuficientes, la curva cerrada impide tomar fuerza para sobrepasar la empinada cuesta, el camión avanza unos cuantos metros luego ni la sobremarcha es suficiente para lograr continuar, el gran peso se carga hacia atrás obligando al operador a soltar el acelerador y pisar con todas sus fuerzas el freno, con la sacudida las llantas inmóviles comienzan a resbalar en diagonal aproximándose peligrosamente a la orilla sin margen de maniobra, ya sudaba el conductor cuando dejaron el camino con asfalto ahora perla su frente por la zozobra, les ordena a todos bajar y buscar piedras para atrancar las llantas, la pierna se entume por la fuerza sobre el pedal y comienza a temblar,  todos corren buscando rocas grandes en un camino liso como una moneda, entonces Celio que no se apartó del chofer, cierra los ojos y pronuncia bajo estas palabras “Virgen de Juquilita ayúdanos por favor”.

Diez o quince segundos interminables de gran angustia y luego, por la casi infranqueable ladera aparecen seis o siete hombres con lazos y tablones, detrás de ellos un tractor con cadenas en las ruedas avanza lento pero firme, incrédulos exclaman cada uno a su modo las emociones contenidas,  para luego pedir ayuda a los inesperados que vienen de desatascar una camioneta del fango en una brecha próxima…


DOS
Fue muy doloroso Bibián, haberlo visto no una sino dos veces de la mano paseando con la chica esa, pero ya me conoces, la primera vez me detuve bajé del carro y le dije, oye él es mi esposo, está casado conmigo mira, y le enseñaba el anillo en mi dedo, ella con los ojos muy abiertos me miraba y decía, cálmese si no somos nada, solo vamos caminando juntos, yo iracunda me di media vuelta y me fui llena de rabia a llorar a mi casa, luego ya en privado no te puedes imaginar la pelea, el llanto los reproches  y la impotencia, luego la segunda vez que los vi les dije, no que no eran nada, la chica no se atrevió a decir nada él también se quedó mudo.

Luego ya en el trámite del divorcio se empezó a llevar sus cosas, caí en depresión tuve terapia psicológica , me la pasaba llorando pero no podía dejar de ir a trabajar, dar clases de alguna manera mantenía  mi mente ocupada, lo más difícil era llegar a mi departamento  y saberme sola, comencé también a armar rompecabezas de muchísimas piezas, en ello me pasaba el tiempo en casa, dejé también de arreglarme bonita y  a usar ropa holgada no quería llamar la atención de nadie, sabes también que como estoy bien nalgona desde estudiante era un problema andar en la calle y en los camiones no faltaba el cabrón que me agarraba una nalga o las dos, a mi más que coraje me daba miedo, pero no le decía a nadie, solo llegaba a mi casa y me ponía a llorar de impotencia, por eso cuando me comenzó a ir bien junté para sacar mi carro, ya entonces me había casado y me causaba alegría ver a mi marido llegar por mí en mi jetta rojo nuevecito de agencia.

Ese fue otro problema luego de que ya se había salido de mi departamento, a fuerzas quería el carro, yo lo había pagado de mi bolsa, pero este cabrón me hizo cuentas de cosas que él había comprado y en suma era casi la mitad del valor del coche lo que le tenía que dar, entonces de tan desgastada que estaba, llevé vender mi coche, me dolió un chingo, porque me había costado mucho comprarlo y me hacía mucha falta ya te dije por qué, pero con tal de no verle la cara al fulano le di el dinero que me peleaba para ya no tener que estarle escuchando cobrarme o tener que dárselo.

Yo salía y tomaba taxi, y de regreso lo mismo, pero también los taxistas son bien cabrones y no faltaba el que me decía alguna cosa,  ya era fin de año yo no quería ir a la cena que la universidad da a los maestros, no tenía nada que celebrar ni había puesto adornos navideños ni nada, al final me arreglé y me fui a la cena, comenzaron las rifas y la convivencia, casi al último tocó el premio más grande, y ¿ qué crees?, que me lo saco Bibián, ¡nuevecito me gané el cochecito! Al otro día fui a recogerlo, ¡quiero mucho a mi atitos!

Cancún Quintana Roo, diciembre del 18.

domingo, 14 de octubre de 2018

PAREIDOLIA EN EL PUNTO CIEGO



                               

Desfile y gala, ¡prepárate! Decora un poco ese corazón frio, un poco de perfume en las venas y algo de alcohol en las cienes,  marcha así desprevenida, rodeada de animados maniquíes, al paso en cordiales saludos a la derecha con la turba, que por la izquierda va la comparsa de febriles abrazos buscándote afanosos, brazos abiertos que caminan resbalando y cayendo, provocan atraso de las comitivas que se cubren la boca para no exclamar al unísono los sonidos de las onomatopeyas que no he de escribir hoy.

 Y en el escote mis secretos te tocan toda con manos y fluidos.

 Y en la cintura bien ceñida con encaje, bajo algodón y poliéster en una mezcla cincuenta  por cincuenta vaya y venga mi mareo necesitado.

 El prodigio de tu sonrisa a córnea viva las marca cual hierro al ganado, desventurada musa, vocales y consonantes desesperan sentadas en la banqueta, olvidarán su sonido de tanto esperarte, un perro tal vez confunda la i latina y la mordisquee un rato, para luego de orinarla abandone la escena del crimen de tu ausencia, ¿quién se atrevió a lanzar confeti?

Más de un ofuscado intentó callarlas, pero  las plañideras a lo suyo, el bromista se ahogó al rato y murió de risa justificando el pago al dispar contingente.

¿Qué es lo que se escucha? clack clack ¿son tacones en las baldosas?,
 clack clack  ¿ahora sobre el puente?
clack clack  ¡comamos hamburguesa!
 clack clack ¡se anuncia mi pasión y muerte!

 ¿Terminó tu carnaval? te espero en mi brutal desierto, tras cuarenta días y cuarenta noches el diablo aún no me convence, ¿por qué no vienes y le ayudas?

Duermo cada noche con la paz de quien nada tiene, nada debe y nada espera y cuando el sol pasa sobre mi cabeza le guiño el ojo a la fuerza, nunca he podido sostenerle la mirada.

El campo minado que me circunda se extiende lejos, mucho, hasta mar adentro y cuando una sirena distraída estalla, corro a la playa a suplicar por su  alma.

Cada tarde al ocultarse el sol, camino al encuentro del ocaso ¡ja! mi sombra escapa  en dirección contraria, vaya  ¡conoce la tendencia!

¡No sois vos Galaor, menos tú adorado Amadís! ¡El filo de sus aceros os libre de malsanas traiciones y la nobleza de sus corceles de  grises conjuras! Por el momento en apolillados  tomos luchen, ¿ganan? Que colme su espíritu una oda ¿pierden? conforten el alma en una balada.
¡Ahora escuchadme con sumo esmero amados Héroes! Sin dolo ni congoja apartaros ahora de mi senda ¿no veis he sucumbido al oscuro ardid de la hechicera?

Os imploro, no permitid timo o plagio, solo luchen y luchen, ¡peleen, caigan y levántense! una,  otra, y otra vez, de mi sangre que no he de fallarles, ¡volveré otra vez  infante  y marcharemos juntos al través de las mejores páginas!

Un Héroe en destino nunca pierde, pero por dios ¡nunca tampoco gana!

¡Por necesidad marqué el curso  de esta trágica comedia,  Bendecido y a la vez maldito, cual árbol sin raíz que no se seca, caeré siempre en su honor el último, a los pies de la  gélida valquiria!

martes, 21 de agosto de 2018

FANTASMAS




 Uno como la mayoría se aparece por las noches, o es cuando más se nota su presencia, al parecer siempre está ahí al acecho de presentarse bajo cualquier pretexto, aunque no se sienta viento helado ni crujan puertas o se cimbren vidrios, menos se ericen vellos.

El otro por las mañanas se pasea como si nada, hace como que tiene una vida, va al trabajo, lava un plato, zurce calcetines o recalienta café aguado.

Por las noches el primero se introduce en los sueños del otro, y aunque el que duerme sabe que es un sueño, uno, dos, tres, cuatro segundos que le toma saberlo, le bastan para ser feliz, tanto que vivir (o creer que está vivo) vale esos cuatro segundos.

Y es que el  momento más incómodo del día es el relevo, somnoliento y feliz por el onírico encuentro, el fantasma diurno se queda con los ojos cerrados corriendo una y otra vez su pequeño loop, otras tantas el llanto le viene cuando el sol lo llama a existir en un plano distinto, un sueño dentro de otro, es difícil decidir cuál es menos real y más penoso el no poder decidir  en cual quedarse.

 Algo en conclusión hay de todo esto, el tiempo no es nunca una invarialbe, se alarga o acorta dependiendo lo que se experimente, las cosas buenas que en la vida existieron, se perciben tan irreales como si solo se hubieran imaginado, y esta figura fantasmal que ahora visten parece ser una constante en la que han permanecido indefinidamente.

Los días pasan, las noches vuelan, pero siempre es lo mismo, tan intangibles como clandestinos, comparten rincones, techos y umbrales, descarnados danzan sin tocarse nunca más, sin ojos en las oscuras cuencas, sin almas en los astrales cuerpos y sin te amos, los verdaderos o los fingidos; son las polillas triste comparsa a sus furtivos encuentros, película muda en blanco y negro, en gris y negro, en negro y negro.

Somos ahora solo dos pobres fantasmas, el tuyo que me atormenta siempre en las cálidas y desoladas noches, y el mío que aparenta vivir, deambulando perdido, entre un sinfín de rostros extraños.

HBRV
Ciudad de Cancún
Agosto del 18.

miércoles, 15 de agosto de 2018

LA ESENCIA DE TODAS LAS COSAS


LA ESENCIA DE TODAS LAS COSAS



Desde que recuerdo y tuve valor para hacerlo, comencé preguntando a la gente en la calle.

¡Un poco de plástico! coincidieron dos o tres, esos, los de voraz consumo, es indispensable hoy en día. -Hombre, no imagino en la actualidad algo sin una pequeña pieza de plástico-dijo uno plenamente convencido.

-Hasta la pasta dental jovencito, he leído en el empaque que trae micro partículas de plástico, ¡que locura! Dijo otra categórica, agitando la bolsa de sus compras.

Hierro y no otra cosa, me respondió sin dejar de andar un tipo sucio con actitud algo hosca, nada sin hierro puede estar en pié, profundizó reflexionando un poco.

Algo de fe hijo, me dijo una vez la abuela, una de esas lejanas tardes que nos sentábamos a escucharla  narrar sus historias con voz pausada.

¿Pero de dónde saca un niño esa clase de preguntas?

Honestamente no lo recuerdo, tal vez llegó a mi mente luego de ver en televisión uno de esos concursos de ciencia donde preguntaban de todo, o montado en un juego de feria girando mareado.

Una tarde con algo de ingenuidad se lo pregunte a mi papá, luego de mirarme unos instantes me respondió: Pinche enano, ¿Que pregunta es esa? Y se alejó algo inquieto.

Así como Einstein buscaba con tanta dedicación su teoría del campo unificado, así yo estaba empeñado en encontrar algún día eso que coincidiera con todas las cosas, cualesquiera que fuera ese ingrediente o compuesto, ya fuera visible o intangible, lo que diese sazón a la comida, color al cielo, fulgor al sol, risa al infante, brillo a los ojos o velocidad al viento.

En algún momento luego de leer un libro de dioses antiguos venidos del espacio, casi convencido estaba que era algo proveniente del mismo, de inmediato me puse a ahorrar para comprar el mejor telescopio que me fuera posible y darme a la tarea de espiar al cielo; -jajaja daré contigo- decía exaltado camino de regreso a casa luego de vencer en regate (eso me hizo creer) al viejo usurero del bazar en el centro.

En pocos días pude conocer todos los colores de prendas íntimas que poseía la cuarentona del edifico a cuadra y media,  realicé una que otra observación a la luna, y  logré examinar a detalle las azoteas circundantes a mi casa, pero no pude sacar más conclusiones, solo que vivía en un barrio muy animado por las noches.

Lo demandante de los estudios me alejó de nuevo de mi poco congruente teorema.

Un alocado día de verano casi me pareció dar con la escurridiza respuesta, entre carne, sudor y fuego en ese gran crisol de éxtasis, la respuesta me quedó en la punta de la lengua, evaporándose en el último jadeo.

Luego la edad, trabajo, responsabilidades y pretextos me alejaron de imaginar donde podría estar la respuesta a mi incongruente- tal vez- prerrogativa.

Una noche hace no mucho, torturado por los delirios de una fiebre que me hundía en un pozo que parecía interminable, me condujo finalmente a un sitio donde entablé intensa conversación con la cara impresa en una moneda gigante, la que me susurró casi en secreto la respuesta largo anhelada, desperté entre gritos delirantes de júbilo, ¡me lo dijo! ¡Me lo dijo! Solo que al despertar olvidé el mensaje.

Ahora bien, le diré a usted algo, si las viejas solteronas discuten añejas insatisfacciones con sus gatos, otros tantos intercambian paz  por atomizadas frases de cariño con sus plantas, por qué carajo, si señor y no me diga que me calme y me recueste de nuevo, por qué diablos que ahora converso  todo el tiempo que me es posible con pesos, tostones o cualquier moneda fuera de circulación, es motivo de agobio por parte de mi familia, y eso de traerme por la fuerza a terapia, ¡ah si la fiebre no me hubiera dejado tan débil! ¡Créame señor que no me mueven de mi cama ni un puto centímetro!

Bibián Reyes
Agosto del 2018.

domingo, 10 de junio de 2018

¡AL DELATOR!



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Veintinueve días te soñaste un cetáceo pujando tras el cardumen, veintinueve días y sus noches bregaste a contra corriente con fauces enormes devorándolo entero, y cuando el último pez destellaba rumbo al fondo del gástrico, transmutó en tu lengua al lúbrico sexo, ideal, delicioso.

Debe ser el Mar y no tu llanto al despuntar el alba; carnada en oro pescador, la próxima vez, no lo olvides.

La tarde cálida refresca sus mejillas con el llanto de un hombre ciego.

 En el horizonte dos titanes dirimen a golpes irreconciliables cuitas a placer del viento, el sol del  ocaso les tiñe en sangre los puños, luego en girones se pierden en la noche de tus tempestades.

Cuando náufrago por fin mueras, alguien recogerá la iridiscente mezcla de tus cenizas, conchas breves y arena fina, amalgamadas en pequeñas dotaciones que con simple mercadotecnia  se ofrezcan en estantes y sofisticados aparadores con la leyenda:
“Maquillaje para lucir siempre hermosa”.

Bajo esa premisa se probará en  patas de gallo que entre párpados y ojos vayan apareciendo con el paso de los años. Un poco al inicio, un poco más después, y con los extraordinarios resultados, vanidosas amas harán cotidiano uso de su poderoso efecto, sin embargo y por tu bien no te atrevas a probarlo.

Pies en polvorosa es valentía Perseo, sea la distancia escudo y el tiempo certera lanza que mate tu creación Medusa.

Botella lanzada al mar, con la marea nunca alcanzarás el desierto.

Bestia creación imparable, concedido  tienes alcanzar la superficie,emite una vez más tu lastimero canto, y tras una última bocanada de aire, sumérgete por siempre en las profundas aguas de ese mar olvido.

Bibián Reyes
Mayo del 18
Cancún Quintana Roo.