jueves, 28 de enero de 2016

FOREVER





Largas son las noches para quién persigue un ensueño, cortas las horas del descanso, extraordinarios los momentos en que nuestras dermis conviven en cobijo mutuo, al margen del día a la orilla del mundo, susurrando al silencio los sueños que cual verdes brotes de primavera crecen entre nuestros cuerpos enredados, imagino a veces que si permaneciéramos así indefinidamente, un nuevo génesis se abriría paso en este desgarrado universo, el soplo de tu aliento es brisa que entibia el éter que circunda mi aura, tal vez pasaron mil años tal vez dos segundos, aquí el tiempo pierde señorío, o bien huye intolerante al sentimiento fuera de su aniquilante paso.


Y cuando tus ojos al parpadeo agitan la superficie  de las insondables aguas de mi alma, todas las entidades que su dimensión acoge, suben a la superficie,  ávidas de alimento, unas por el polvo plancton que de tus pestañas cae, otras por los cardúmenes que se arremolinan tras él.

Es que la magia, esa que desprende tu ser al andar por ahí, viaja en alas de tus pensamientos hasta estrellarse en mi pecho dónde derraman colores indelebles de tinta mágica invisible.
Es que tu risa, esa que te provoco hasta el llanto, esa de felicidad te llena la boca de “te amos”.

Es que tu sonrisa que no mía si no tuya, me muerde la cabeza cuando asoma por tu boca.
Es que tu boca que dulces al besarme tira, y como un infante con el brillo en el ojo, acuno mi camisa con pliegues para contenerlos y así usarlos a todas horas del día.

Hembra, mujer, felina, ronronea a mi oído sublimes placeres, y tal cual derrámame sin tregua para beberme en tus labios.

Son mis manos el regocijo de tus ansias, es mi tacto el que te desnuda el alma y con un enjambre tras el ombligo, arropo entre mis brazos tu esencia para soñar con la ambrosía de un forever.

Bibián Reyes enero del 2016.

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