EL destino que se escribe en
tinta invisible a diario frente a mis ojos, y el viento que ordena y desordena
las frases, ahora adelante ahora detrás, las revuelve, juega con ellas, ahora el
presente es el ayer y el pasado antiguo ocurrirá si duda en el futuro. Así todo
cambia a su placer en un instante, en eventos no lineales, espirales que se
rozan al ascender y descender, casi pasando por el mismo trecho, casi viviendo
lo mismo y a la vez todo distinto.
¿Deja-vus infinitos o sueños
repetidos?
¿Dónde la línea de la realidad inicia?
¿Dónde todo es ficción?
La noche pare placeres infinitos,
texturas de ensueño son absorbidas por las yemas de mis dedos para luego
convertirse en emociones hechas tinta, las
sonrisas bálsamo a heridas y el alma dentro, muy dentro tirita en el sótano de
terrores, cuchillo en mano el niño que resta en mi, de miedo desorbita la
mirada perdida en la negrura profunda, que cada alma inexorablemente crea a
pulso con cada errata.
Amanece y el alba me pregunta si deseo un sol
negro, o lluvia de fuego sobre mis espaldas, yo simplemente la dejo ser mientras espabila los corceles que han de
conducir el carro del sol sobre el orbe terrestre, la ilusión del tiempo es más
notoria cuando hay luz presente y se alarga dentro de la necesaria prisión, a
la que acudo, vestido de rutina y corro
con mano propia el cerrojo.
El I have to y el i want to, cuerpo
a cuerpo y cara a cara libran la más feroz de las batallas donde el réferi reloj en mano da cuenta de cada
movimiento, de cada llave y con cada golpe asestado, ruge la concurrencia, y en
ese imaginario dentro de este imaginario, es mi rostro el que recibe los
bofetones, las patadas y los azotes sacuden mi conciencia y las fuerzas de tan
parejas se anulan en un tercer round que parece no terminará nunca.
Ambos lados de un planeta,
hemisferios norte-sur, cuerpos que embonan a la perfección pasión vs ternura, seguridad
vs paz, la moneda gira en el aire, espera, ¿cual moneda?
La brecha se ha vuelto pedregosa,
la arenilla no es fina y golpea hiriendo en cada ventisca, al punto en la
encrucijada que el camino conduce, da a la vista con puertas abiertas de par en
par de sendos reinos, del que solo uno ha de prevalecer, y es la decisión que
aguarda en alguna parte de mis infiernos, el final de los tiempos para el no
elegido.
Bibián Reyes
Diciembre del 2015.
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