Intenso ruido blanco, amable, amigable, contenedor
de todo lo que me digas o quieras decir con razón, o sin razón, el alcohol
fluye deliciosamente a través del hígado,
afectando mi motricidad pero arrancando de las paredes de mi conciencia las pancartas
de “se busca” a sentimientos desaparecidos u olvidados, un clima húmedo se ha
estacionado en mis ojos, pertinaz lluvia que descarga sin cesar tremendos cumulonimbos
creados sobre aguas cálidas de un mar bravío, donde he botado con ilusión breves
barquitos de papel.
EL dolor madura mis frutos, añeja mis vinos, pone a
punto mis trigales, es tiempo cambiar de
pies y no de zapatos, de ideas y no de ideales, de arreos y no de nave.
Atacar la cima del alma por su cara más agreste,
más escarpada, más difícil: la verdad.
La soledad a
esas alturas permite ver el mundo
interno inconmensurable infinito, despojarse en el ascenso de breves y deliciosos
dulces de ego que al rodar generan tremendas bolas de nieve, arrollando, arrollándote
a su paso.
Mírenlo partir, agiten la mano, despídanlo en la
puerta, sonrían al que se marcha, que no volverá el mismo que se va, que no volverá
el mismo, que no volverá.
Atiende por favor estas simples recomendaciones:
¡Por favor no pasees por mi tianguis atiborrado de
ladrones y estafadores!
¡Que no te
enganchen los merolicos de mis plazas públicas ni te conmuevan los mendigos que
plagan sus jardines!
¡Evita sucumbir a los manjares que en los puestos se
ofrecen!
¡No hagas caso a marquesinas, no a ofertas, no a
gangas!
¡Los sacerdotes de los templos ofician misas siniestras!
¡Los niños que pasean no tienen ojos, las madres no
tiene bocas los padres no poseen oídos y los ancianos, esos solo son de
utilería!
¡El sol es un foco, las nubes humo de cigarro, el
azul del cielo solo es acuarela barata!
Pero nada temas, a esto nada te dañe, ni hagas
penas de los lisiados, ni te acongojen los facinerosos.
¡No hagas tuyas las causas, ni tomes partido en las
revueltas!
Tú inmaculada de nuevo, vuelve dentro, báñate en
las alegrías de tus memorias felices, cuando el coloso de papel mache era solo
un enano.
Un hoy hermoso que se repita invariable cada vez,
hasta que en el libro sagrado de nuestras vidas, se rescriban los evangelios, Abel
mate la envidia de Caín, en Sodoma llueva ambrosía, y nuestro lenguaje original
telepático no sea confundido como en esta Babel ahora.
Bibián Reyes diciembre del 14.