Todos tenemos en la memoria datos y fechas notables que recordamos en algún momento de nuestro presente, ya sea por pasar por el mismo sitio, ver a algún viejo conocido, escuchar una canción o un acontecimiento notable.
Allá a finales de la década de los 70 todavía muy niño, recuerdo una ocasión cuando mi viejo me narraba una película que le había impactado por su trama y desenlace, arqueando las cejas para agregarle dramatismo me relataba de una sociedad el futuro (2022 exactamente) en la que el campo no producía mas alimento, o mejor dicho solo los privilegiados tenían posibilidad de comprar lo poco que se podía cultivar, debido a cambios climáticos y contaminación provocados por el hombre, así las masas se hacinaban en las calles y suburbios en un escenario post- apocalíptico donde solo había un tipo de “galletas” en dos variedades que la gente comía para sobrevivir, aparentemente fabricadas con algas marinas, sin embargo al final se descubre que son hechas con los cadáveres de la gente mayor, y cuando recuerdo la expresión de su cara en la narración y el impacto en mi cabeza que ello causó, revivo la emoción de tan increíble visón del futuro.
Mediados de los ochentas, apasionados días de adolescencia cuando la música gran vehículo, me transportaba a cada una de sus historias, una en particular que recuerdo y que generaba en mi un sensación de incertidumbre y una emoción difícil de describir que se manifiesta en el bajo vientre, su letra y melodía me hacían soñar con otro futuro incierto e inverosímil, muy parecido a lo que ahora mismo siento al caminar con el cubre boca en el rostro por las calles vacías lejos de mi familia y amigos, más cerca cada día de que un distópico destino nos alcance, tal como en la película y justo como reza la canción. Luchando por nuestras vidas.
Fighting for our lives its the order of the day
Fighting for our lives, every step on the way
Fighting for our lives, we´ve got to be strong
Fighting for our lives, we´ve got to go on
Bibián Reyes
Abril del 20
Benito Juárez México.
