domingo, 10 de junio de 2018

¡AL DELATOR!



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Veintinueve días te soñaste un cetáceo pujando tras el cardumen, veintinueve días y sus noches bregaste a contra corriente con fauces enormes devorándolo entero, y cuando el último pez destellaba rumbo al fondo del gástrico, transmutó en tu lengua al lúbrico sexo, ideal, delicioso.

Debe ser el Mar y no tu llanto al despuntar el alba; carnada en oro pescador, la próxima vez, no lo olvides.

La tarde cálida refresca sus mejillas con el llanto de un hombre ciego.

 En el horizonte dos titanes dirimen a golpes irreconciliables cuitas a placer del viento, el sol del  ocaso les tiñe en sangre los puños, luego en girones se pierden en la noche de tus tempestades.

Cuando náufrago por fin mueras, alguien recogerá la iridiscente mezcla de tus cenizas, conchas breves y arena fina, amalgamadas en pequeñas dotaciones que con simple mercadotecnia  se ofrezcan en estantes y sofisticados aparadores con la leyenda:
“Maquillaje para lucir siempre hermosa”.

Bajo esa premisa se probará en  patas de gallo que entre párpados y ojos vayan apareciendo con el paso de los años. Un poco al inicio, un poco más después, y con los extraordinarios resultados, vanidosas amas harán cotidiano uso de su poderoso efecto, sin embargo y por tu bien no te atrevas a probarlo.

Pies en polvorosa es valentía Perseo, sea la distancia escudo y el tiempo certera lanza que mate tu creación Medusa.

Botella lanzada al mar, con la marea nunca alcanzarás el desierto.

Bestia creación imparable, concedido  tienes alcanzar la superficie,emite una vez más tu lastimero canto, y tras una última bocanada de aire, sumérgete por siempre en las profundas aguas de ese mar olvido.

Bibián Reyes
Mayo del 18
Cancún Quintana Roo.